martes, 24 de diciembre de 2019

Felices fiestas en igualdad. El mejor regalo: el sentador de madres.


La Navidad es la época ideal para disfrutar de toda la familia junta, en torno a la mesa. Pero hay alguien que siempre falta: nuestra madre. SENTADOR DE MADRES, llega para acabar con esta situación y conseguir que todos levantemos el culo de la silla.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Entrega de premios del I Concurso de cortos contra la violencia de género

Hoy hemos entregado los premios del I Concurso de cortos contra la violencia de género del IES Rábida. Este concurso ha sido organizado por el Aula de Cine (Cinta Fernández) y la Coordinación de Igualdad (Marga Fernández). Nuestras premiadas, pues todas han sido chicas,  han sido:

1º Premio, con una dotación de 50 euros en material escolar para Valeria Rodríguez Hernández de 1º de ESO.







2º Premio, con una dotación de 30 euros en material escolar para Candela Quirós Alcuña .de 4º de ESO.




3º Premio, con una dotación de20 euros en material escolar para nuestras alumnas de 1º de ESO: Celia Suárez, Alejandra Martín Garrido y Valeria Verdejo Vizcaino.




¡Gracias a nuestras campeonas por su esfuerzo!

domingo, 15 de diciembre de 2019

Documentos TV: "Mamá duérmete que yo vigilo"


Se estima que 840.000 menores han estado expuestos a la violencia de género durante el último año. Suponen más del 10 por 100 de los niños y niñas residentes en nuestro país. Pero estas cifras son cálculos aproximativos porque, ni en las estadísticas, ni en los informes sobre violencia de género aparecen los menores. Son víctimas invisibles.

sábado, 7 de diciembre de 2019

La arriesgada vida de las mujeres desterradas por menstruar en Nepal

En Nepal, una tradición sobre la impureza de la sangre menstrual obliga a las mujeres con la regla a exiliarse, algo conocido como chaupadi.


La madre de la fotógrafa Poulomi Basu, viuda, no puede vestir de color rojo. En la India, el país donde nació Basu, el rojo simboliza la pureza y el pecado y también se usa para marcar las ocasiones felices. La cultura tradicional hindú dicta que las viudas solo pueden vestir saris de tela blanca —el color del luto y de la muerte— durante el resto de su vida. Además, se les prohíbe asistir a celebraciones o volver a casarse.

En los 16 años que han pasado desde la muerte de su padre, Basu, de 33 años, ha convencido a su madre para remplazar sus saris blancos con telas de colores más vivos, pero todavía no viste de rojo ni de rosa. Basu ha conseguido cambiar el rumbo de una tradición represiva en la vida de una de las personas más importantes de su mundo: su madre. «Empieza una por una», así explica Basu su enfoque sobre cómo generar cambio.

«A medida que crecía, me di cuenta de cómo se usaban las costumbres y las tradiciones como fuerzas para someter y controlar a las mujeres», y esto incluye el uso del color, explica.

En su serie A Ritual of Exile, Basu estudia el rojo como color relacionado con la sangre de la menstruación. Su objetivo a largo plazo es contribuir a poner fin a la arraigada práctica hindú del chaupadi, que aísla a las mujeres con la regla y las sitúa en un ciclo normalizado de violencia perpetuada por la costumbre, la tradición y la religión.


Su obra, fotografiada en Nepal, revela las situaciones extremas que las mujeres en regiones rurales soportan durante una semana al mes durante los 35 o 45 años de su ciclo menstrual. Las mujeres son expulsadas de sus casas, ya que se las ve como impuras, intocables y con el poder de provocar desastres para las personas, el ganado y la tierra cuando sangran. Algunas se quedan en cobertizos cercanos, mientras que otras deben viajar a 10 o 15 minutos de sus casas a pié, atravesando densos bosques para llegar a pequeñas cabañas aisladas. Durante su exilio, las mujeres se enfrentan a —y frecuentemente mueren por— las altas temperaturas, la asfixia por los fuegos que encienden para mantenerse en calor durante el invierno, el veneno de las cobras y las violaciones.

Basu comenzó su proyecto en 2013, visitando Nepal una media de dos semanas al año. Es difícil acceder y suele depender de guardianes como los maridos, las suegras, las profesoras y de las mujeres temporalmente marginadas. Basu, que tuvo que caminar entre seis y ocho horas sobre terreno montañoso para llegar a las aldeas donde tiene lugar el chaupadi, ha tenido tiempo para reflexionar. «No podía creerme cuánto dolor había en esa belleza y ese paisaje que asociamos a la libertad, la aventura y la evasión», explica. Para Basu, el elevado y turbulento paisaje rural de Nepal —ya sea un brillante cielo lleno de estrellas o las nubes de una tormenta inminente— ha llegado a simbolizar el dolor que sufren las mujeres de allí.


«Mi trabajo es muy silencioso porque gran parte tiene que ver con la lucha silenciosa y la protesta silenciosa» que acompañan a la opresión de las mujeres en una sociedad patriarcal, señala Basu.

Basu piensa en la historia de Lakshmi, una mujer de unos 30 años con tres hijos. Su marido la dejó hace cinco años y nunca regresó. Pero Lakshmi va obedientemente al exilio cuando tiene la regla. Su suegra se lo impone. Lakshmi se ve obligada a llevarse a su hijo con ella al remoto páramo.

A continuación, cuenta la historia de una profesora de escuela, una de las pocas mujeres que conoció en las aldeas que no practicaba el chaupadi. Cuando su mejor amiga murió después de que la violaran en el exilio, su marido apoyó su decisión de abandonar la tradición. A fin de cuentas, para Basu este fue un momento alentador en la historia del chaupadi.

Una de sus imágenes favoritas muestra a Chandra Tiruva, de 34 años, y a su hijo, Madan, de 2 años, compartiendo una cabaña con Mangu Bika, de 14 años. Las mujeres que practican el chaupadi al mismo tiempo duermen la una cerca de la otra. «Es un momento muy tierno», afirma Basu. «Aún en el exilio, el niño busca el pecho de la madre. Es un momento de paz y amor dentro de ese espacio».

Basu sabe qué se siente cuando otros toman decisiones por ti y la ira y la frustración que provoca. «No se me permitía entrar en una cocina cuando tenía la regla y las festividades religiosas me estaban prohibidas cada vez que sangraba», recuerda.


También está familiarizada con la fuerza de una madre que hace todo lo que puede para ayudar a su hija a salir de un ciclo de sufrimiento e injusticia. Tras la muerte de su padre, el hermano mayor de Basu, bastante conservador, se convirtió en el cabeza de familia. Basu decidió irse de casa y, con la inesperada ayuda financiera y el apoyo de su madre, se trasladó a Bombay. Este fue un importante catalizador para la vida libre de limitaciones tradicionales que lleva ahora. «No mucha gente tiene la alternativa que yo tuve», admite Basu. «Si [mi madre] hubiera llorado y se hubiera derrumbado y hubiera dicho que no podía irme, no me hubiera marchado».

En sus fotografías, Basu reconoce la conexión emocional que establece entre sus propias experiencias y las madres que protegen por instinto a sus hijos en circunstancias extremas.

Aunque el Tribunal Supremo de Nepal declaró ilegal el chaupadi en 2005, las mujeres a quienes fotografía Basu han sido educadas para aceptar la tradición sin protestar. Pero mantener la boca cerrada no implica que hayan aceptado el chaupadi para sus hijas. Unas cuantas han preguntado a Basu de forma clandestina: «¿Te llevarías a mi hija? Llévatela a la ciudad contigo. Llévatela, corre».

El camino hacia la revolución no es fácil, afirma Basu.

Puedes ver más fotografías de Poulomi Basu en su página web.
Fuente: National Geographic


martes, 3 de diciembre de 2019

Decálogo del juguete no sexista


El Instituto Andaluz de la Mujer y el Observatorio Andaluz de la Publicidad no sexista han publicado este Decálogo para elegir juegos y juguetes no sexistas, dentro de la Campaña del Juego y el Juguetes no sexistas y no violentos. Diez consejos para acertar en la elección del juguete sin caer en los estereotipos y sin transmitírselos a nuestros hijos para que no se perpetúen.

  • Los niños y niñas aprenden jugando. El juego es libre y espontáneo. No hay juguetes de niños o de niñas. Evita los que transmitan esta idea.
  • No hay colores de niños o de niñas, solo etiquetas sociales que limitan la creatividad. Elijamos los colores, no dejemos que ellos los elijan.
  • Intenta elegir juguetes que reflejen la diversidad de cada persona: somos iguales, somos diferentes.
  • Orientando en una buena elección de juguetes también estás educando. Escoge con acierto, teniendo en cuenta que sean seguros, acordes con la edad y libres de prejuicios sexistas.
  • Elige juguetes que reúnan a niños y a niñas cooperando y compartiendo espacios, tanto públicos como domésticos. Les enseñarás a construir un mundo más libre e igualitario.
  • Regala juguetes que ayuden a promover todas las capacidades y habilidades personales de niñas y niños, posibilitando tanto juegos tranquilos como los que requieran actividad física.
  • Busca juegos y juguetes que potencien la igualdad en la participación y el desarrollo de sentimientos y afectos, sin diferenciación, en niñas y niños.
  • Evita juguetes, juegos y videojuegos violentos. Educa para resolver problemas de forma positiva, constructiva y creativa.
  • A veces la publicidad muestra imágenes y valores distintos de los que queremos enseñarles. Es importante escuchar a las niñas y a los niños, no hay que ignorar sus peticiones, pero tampoco decirles que sí a todo.
  • Busca libros, juegos, videojuegos y juguetes en los que se nombren y estén presentes niños y niñas.

Por el juego y el juguete no sexista y no violento


El Instituto Andaluz de la Mujer realiza anualmente la Campaña del Juego y el Juguete No sexista, No violento, dirigida tanto al público en general como al ámbito educativo más directamente, con la finalidad de sensibilizar sobre la necesidad de eliminar el contenido sexista y violento de muchos juegos y juguetes y contribuir así al desarrollo de actitudes y comportamientos de cooperación, respeto a las diferencias y elaciones de igualdad entre las niñas y los niños. Cada Campaña gira en torno a un lema, dirigido generalmente a niñas y niños de edades correspondientes a Educación Infantil y Primaria, profesorado, madres y padres.


La Campaña de éste año, con el lema “OLVÍDATE DE LAS ETIQUETAS” consta de un video coeducativo para la formación y sensibilización sobre el sexismo y la violencia en los videojuegos, junto con otros elementos como un cartel y  un decálogo para la elección de videojuegos.

La selección de la temática de éste año se debe a que la implantación de las TIC en los hogares, centros educativos, recreativos, etc unida a la oferta masiva de juegos tecnológicos por parte de ésta industria, convierten a los videojuegos y otros juguetes tecnológicos en el centro del entretenimiento de niñas y especialmente niños, así como adolescentes, sobre todo en las fechas navideñas en las que se dispara su consumo.

Puedes descargar aquí el DECALOGO

Por este motivo, el Instituto Andaluz de la Mujer pretende alertar una conciencia crítica en fechas tan señaladas para el consumo y donde los videojuegos están llamados a ser los grandes protagonistas. Conscientes de la fuerza y del valor que adquieren los modelos para la infancia y para la adolescencia, es preciso llamar la atención de niñas y niños, adolescentes, familiares, profesorado y de la sociedad en general sobre los patrones conductuales que transmiten los juegos tecnológicos, con especial incidencia en los videojuegos, en cuanto al sexismo y la violencia.