martes, 12 de noviembre de 2019

El ciclo de la violencia: la espiral del abuso


Una de las razones principales por la que a menudo las víctimas de la violencia de género aguantan en esa relación durante bastante tiempo es porque sucede de una forma cíclica. Suele manifestarse a lo largo de tres fases que se han denominado: fase de acumulación de tensión, fase de agresión y fase de reconciliación o de arrepentimiento, también llamada de «luna de miel»:
  • Fase de tensión: En esta fase, los actos o actitudes hostiles se suceden produciendo conflictos dentro de la pareja. El maltratador demuestra su violencia de forma verbal y, en algunas ocasiones, con agresiones físicas, con cambios repentinos de humor que la victima, que no comprende lo que ocurre, suele justificar, ya que no es consciente del proceso de violencia en el que se encuentra involucrada. La víctima siempre intenta calmar a su pareja, complacerla y no realizar aquello que le moleste, con la creencia de que así evitará los conflictos e incluso, con la equivocada creencia de que esos conflictos son provocados por ella, en algunas ocasiones. Esta fase seguirá en aumento.
  • Fase de agresión: El maltratador se muestra tal cual es y se producen los malos tratos, tanto psicológicos, como físicos y/o sexuales de forma visible. Ya en esta fase se producen estados de ansiedad y temor en la víctima, temores fundados que suelen conducirla a pedir ayuda o a tomar la decisión de denunciar a su agresor.
  • Fase de reconciliación o “de luna de miel”: Tras los episodios violentos, el maltratador suele pedir perdón, mostrarse amable y cariñoso, jura y promete que no volverán a repetirse, que ha explotado por “otros problemas” siempre ajenos a él, que la quiere con locura y que no sabe cómo ha sucedido. Incluso se dan casos en los que puede llegar a hacer creer a la víctima que esa fase de violencia se ha dado como consecuencia de una actitud de ella, que la ha provocado, haciendo incluso que ésta llegue a creerlo.
Con estas manipulaciones, el maltratador conseguirá hacer creer a su pareja que “no ha sido para tanto”, verá su parte cariñosa. La víctima que desea el cambio, suele confiar en estas palabras y en estas “muestras de amor”, creyendo que podrá ayudarle a cambiar. Algo que los maltratadores suelen hacer con mucha normalidad: “pedirles que les ayuden a cambiar”. Pero ésta es sólo una fase más del ciclo, volviendo a iniciarse, nuevamente, con la fase de acumulación de la tensión.

Por desgracia, estos ciclos suelen conducir a un aumento de la violencia, lo que conlleva un elevado y creciente peligro para la víctima que comienza a pensar que no hay salida a esta situación.

Esta sucesión de ciclos a lo largo de una relación explica porqué muchas víctimas de malos tratos vuelven con el agresor, retirando, incluso, la denuncia que le habían interpuesto.


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